El sector cultural de Cataluña suscribe este manifiesto en el que se insta a las administraciones públicas, tanto catalanas como españolas y de la Unión Europea, a impulsar un conjunto de medidas que permitan el mantenimiento del tejido productivo y la actividad de los sectores culturales para garantizar la continuidad del trabajo desarrollado por creadores, artistas, trabajadores de la cultura, asociaciones y de todos aquellos ciudadanos que participan a través de la cultura popular y tradicional. Más allá de su capacidad de crear impacto en el PIB y en el empleo, la actividad de los sectores de la cultura es clave en la creación de competitividad, dignidad, calidad de vida y cohesión social en el ámbito local, de Cataluña, de España y son, además, un elemento fundamental para el relanzamiento del proyecto europeo.
Estas medidas deben contemplar toda la cadena de valor, que va desde la creación, la investigación, la conservación, la producción, la distribución, la exhibición y la difusión. Es urgente dar una respuesta positiva basada en incentivos y ayudas económicas facilitadoras del acceso cultural y el consumo, que sean verificables, claras y directas a los actores de los sectores de la cultura para preservar la continuidad de las empresas, instituciones, entidades y de sus profesionales.
Manifiesto
La grave crisis sanitaria a la que estamos asistiendo desde el cierre de los espacios culturales del pasado 12 de marzo y desde el decreto de Estado de Alarma del 14 de marzo, ha dejado los sectores culturales en estado de shock, paralizados y sin capacidad para generar ningún tipo de ingresos o para garantizar su funcionamiento básico. Una medida necesaria para combatir la urgencia sanitaria y garantizar una gestión eficaz y coordinada para luchar contra el coronavirus ha sacudido, como nunca antes ninguna otra crisis, toda la cultura del país. Una cultura que desde el primer momento se ha solidarizado con generosidad en abastecer de contenidos los minutos y las horas muertas de la ciudadanía confinada en casa, conocedora como es de la importancia de cuidar el cuerpo, y también el alma. Pero nos hemos descuidado de catalogar la cultura como un servicio esencial. Ahora desde casa, mañana desde sus espacios naturales de exhibición. Y nos hemos dejado por el camino, desprotegidos, empresas, entidades, instituciones, artistas, creadores, investigadores, gestores y trabajadores, y toda la variedad de personas que vivimos cada día de la cultura considerada como uno de los motores de nuestro progreso social.
Además, la cultura es fundamental para la construcción de la oferta turística, basada en muchos casos en el atractivo y la oferta cultural, sin la cual no será posible relanzar la actividad turística y de servicios asociados. Los profesionales de la gestión cultural, los museos y espacios de patrimonio, las artes escénicas, audiovisuales, las artes literarias, las plásticas y las musicales, se han visto obligados a interrumpir sus procesos de creación, investigación, gestión patrimonial y desarrollo creativo destinados a garantizar la continuidad básica de sus servicios y poner en marcha nuevos proyectos; así como se han quedado desiertas las ciudades sin abrir salas de exhibición cinematográficas, teatrales, musicales, los espacios de creación, las galerías de arte, los museos y espacios de presentación patrimonial, las bibliotecas, archivos, librerías, y espacios públicos donde se desarrollan manifestaciones culturales de todo tipo. La experiencia se extiende también a las empresas productoras de cine, de televisión, de espectáculos teatrales, de editoriales, de la industria del videojuego, la producción musical, y los servicios asociados al turismo, la cultura popular y la gestión del ocio. Hoy podemos certificar que el 100% del sector cultural está parado.
En la imposibilidad de generar ingresos o de continuar ofreciendo los servicios básicos a la ciudadanía, se une la enorme dificultad para mantener a corto y medio plazo las estructuras productivas y los servicios básicos de funcionamiento que son las que crean las condiciones para el adecuado funcionamiento de los sectores culturales. Constatamos que los artistas, creadores, gestores, conservadores e investigadores y el conjunto de trabajadores de la cultura, no sólo ya no disponen de las condiciones para dar salida a sus trabajos sino que, además, una gran mayoría no reciben ningún ingreso, o sus organizaciones están sufriendo enormes dificultades de financiación que ponen en riesgo su continuidad. En la situación de déficit en la financiación de la cultura, la falta de una ley de patrocinio, mecenazgo y participación social, se añade ahora la crisis pandémica global.
Podemos aseverar que los sectores culturales se encuentran ante el momento más difícil y decisivo de su historia. El sector cultural ha sido clave para ayudar a edificar valores esenciales en la sociedad como son el pluralismo, la convivencia, la tolerancia, el respeto, la libertad de expresión, la crítica y la educación. Pero recordemos que la cultura no es un gasto: es una inversión, y que es también un sector económico importante (3,5% del PIB) que, además, afecta de manera importante el enfoque de otros sectores, como el turismo y el comercio. Todos estos aspectos son los que nos impulsan a reclamar con prontitud las siguientes medidas:
Peticiones
1. La cultura es un derecho recogido por la declaración Universal de los Derechos Humanos, y un bien de primera necesidad, y así debe quedar establecido en todas las normas de nuestro país, a partir de ahora y para el futuro.
2. Esto conlleva que debe estar protegida, impulsada y promocionada, con unos recursos suficientes y adecuados a esta importancia.
3. La cultura debería integrarse en los planes estratégicos de desarrollo territorial, social y económico.
4. Son necesarias medidas de "choque" destinadas a inyectar recursos en el sector con carácter inmediato. Más allá del endeudamiento para salir de la crisis habrá que actuar de manera urgente para preservar todo el tejido cultural, con especial atención a la preservación del juego de fuerzas equilibradas entre el sector público y el privado.
5. Son imprescindibles medidas de protección tanto de los artistas, creadores, técnicos y gestores, como de las empresas, entidades e instituciones culturales, fuente de riqueza y trabajo de muchas personas.
6. Es indispensable una coordinación estratégica que implique a los departamentos de Cultura, Salud, Educación, Empresa, Trabajo, Territorio e Interior, en la planificación de la recuperación de la actividad, para no estigmatizar a los espacios culturales, como sucedió en el inicio de esta crisis. Habrá pactar con el sector las condiciones en las que se plantea la vuelta, así como los protocolos de seguridad que generen confianza al público.
7. Hay que impulsar una gran campaña de comunicación y marketing dirigida a recuperar el público cultural sensibilizándolo de la necesidad de su complicidad para generar una viabilidad de los sectores culturales lo antes posible.
8. Hay que empezar a trabajar en iniciativas legislativas que permitan disponer de una ley de Mecenazgo, Patrocinio y Participación social que se convierta en un verdadero estímulo para la participación de las personas físicas como jurídicas en la financiación de la cultura.
9. Hay que ponerse a trabajar en la actualización del marco normativo que afecta a los sectores de la cultura, aprovechando los potenciales reales de desarrollo estratégico del modelo económico, social y territorial.
10. Queremos ser considerados tan necesarios como lo hemos sido para superar este confinamiento. Ahora, sin embargo, toca a las administraciones poner las herramientas, las leyes y los recursos para ayudar a los sectores de la cultura.
Barcelona, 20 de abril de 2020
Plataforma on line de adhesiones:
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